Sabado, 11 Mayo 2024

 


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sucesos

“Me quiero morir” dijo el maquinista del tren tras descarrilar en Santiago

El maquinista del tren Alvia que este miércoles se accidentó en Santiago dijo que se quería "morir", una vez que fue consciente de que el convoy había descarrilado a la altura de una curva ubicada en el lugar de Angrois, según se refleja en conversaciones entre la máquina ferroviaria y la sala que ya han sido transcritas.
"La he jodido", figura en las transcripciones de esas conversaciones que ya han sido incorporadas a las indagaciones sobre las causas del siniestro, según han confirmado fuentes de la investigación. Estas fuentes han explicado que la comisión judicial aún no ha empezado a oír las dos cajas negras del tren siniestrado, que están bajo custodia policial, ya que se han priorizado las labores de identificación de los 80 fallecidos recuperados.
No obstante, sí se ha podido realizar un primer análisis de las transcripciones de las conversaciones mantenidas entre el tren accidentado y la sala, que forma parte del material que se ha facilitado, junto con imágenes de al menos dos cámaras de vídeo, una de ellas ubicada a la salida del túnel.
En esas conversaciones, el maquinista también reconoce, tras descarrilar, que alcanzaba una velocidad de 190 kilómetros por hora. No obstante, esa zona estaría limitada a 80 kilómetros por hora. El maquinista Francisco José G.A. permanece en el hospital Clínico bajo custodia policial, a la espera de prestar su testimonio, una vez que el juez que lleva el caso, el titular del Juzgado de Instrucción número 3 de Santiago de Compostela, ha ordenado a la Policía Judicial tomarle declaración como imputado.
"Estoy en el límite no puedo correr más si no me multan"
Dentro de esta tremenda historia de dolor, una simple conversación en Facebook está aumentando todavía más la indignación de las víctimas y el estupor generalizado. En un mensaje en esta red social colgado el 8 de marzo de 2012, el maquinista se jactaba de ir a 200 kilómetros por hora y de hacer saltar el radar de la Guardia Civil. En ningún momento se especifica si en esos tramos se podía circular a tal velocidad -el tren alcanza los 250-, pero la impresión de imprudencia en un puesto de semejante responsabilidad no deja de resultar chocante.
La noticia resulta todavía más llamativa situada en su contexto. Aparecía ilustrada con una foto del velocímetro con el indicador tumbado en el 200 y con comentarios que el paso del tiempo han demostrado poco afortunados. "Chacho que vas a toda ostia frenaaaaaaaa", le dicen al ver la velocidad a la que iba. "Estoy en el límite no puedo correr más si no me multan", responde Garzón para añadir que "el velocímetro no está trucado". En este momento, la conversación gira hacia los radares y la Guardia Civil. "Como te pille la Guardia Civil te quedas sin puntos jeje", le comentan. La respuesta del aludido no tiene desperdicio al escribir que sería una "gozada hacer saltar el radar". Ante lo poco afortunado de estas palabras, el perfil de Facebook de Francisco José Garzón Amo fue borrado esta pasada madrugada.
Recordar que el descarrilamiento del tren registrado este miércoles en las proximidades de Santiago de Compostela se ha cobrado por el momento 80 víctimas mortales y el número de personas atendidas supera las 170. Casi 100 personas permanecen ingresadas, 32 en estado crítico siendo tres de ellas menores de edad. 
Del total de víctimas mortales, 73 perdieron la vida en el lugar del accidente y el resto ha muerto en centros hospitalarios, según los datos facilitados por la Xunta de Galicia, que ha informado de que todos los heridos han sido ya identificados, incluidos cuatro niños en estado muy grave. Sus familias han sido ya avisadas y están con ellos en la mayoría de los casos.
Apuntar que los accidentes ferroviarios tienen su propia página oscura en la crónica negra de la provincia de Almería. Las hemerotecas recogen tres historias de tragedia en las vías en los años 1945, 1965 y 1994, con una cifra cercana a las 200 víctimas mortales.
El incidente más grave ocurrió, sin duda, en plena posguerra española. En la madrugada del 15 de noviembre de 1945 un tren salido de Almería cargado de uvas y un tren de pasajeros procedente de Madrid impactaron en un tramo del trazado ferroviario entre  Gérgal y Fuente Santa.
Aunque el Franquismo limitaba el acceso y la distribución de la información sobre el siniestro, la dimensión del accidente superó las barreras de la censura. Se hablaba entonces de casi 200 fallecidos en la tragedia (viajaban unos 300 viajeros). Las causas del accidente se adjudicaron a un fallo humano. El jefe de la estación de Gérgal que permitió la salida del convoy de correos y pasajeros dirección a Almería se suicidó poco después desesperado por la gravedad de los hechos. En aquella, ocasión el tren de emergencias enviado a la zona para socorrer a las víctimas (había una veintena de vagones en llamas, algunos atrapados en el tendido eléctrico arrancado) llegó tres horas después del siniestro.
En segundo accidente más grave se registró el 16 de agosto de 1965. Gádor fue el epicentro. Un tren de pasajeros y un tren de mercancías chocaron de forma frontal en la denominada Cuesta del Rayo, cerca del término municipal de Santa Fe de Mondújar. Murieron 13 personas y varias decenas resultaron heridas.
Según las crónicas de la época, un jefe suplente de la estación de Gádor permitió la salida de uno de los trenes sin comprobar adecuadamente el paso del convoy de mercancías. El hombre se presentó voluntariamente en la Comisaría, responsabilizándose del suceso y acompañado por sus familiares. El actual alcalde de Gádor, Eugenio Gonzálvez, era apenas un niño. “Tenía siete años y el accidente se produjo justo al lado de mi casa, fueron momentos muy duros”.
Algunos años después el propio Gonzálvez sería testigo de otro suceso similar, el más reciente, en noviembre de  1994 . En este caso las víctimas fueron siete personas, entre ellas dos bebés. No viajaban en el interior de ningún vagón sino en una ambulancia. Una locomotora arrolló un vehículo médico en un paso a nivel de Gádor, en la nacional 324. Los informes de Renfe y la Guardia Civil aseguraron que las semibarreras del paso a nivel bajaron adecuadamente; sin embargo, se desconocía si la ambulancia las sorteó de algún modo o se introdujo antes y quedó atrapada.

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