Historia, agricultura y fiestas almerienses, entre los capítulos del Atlas del Patrimonio Inmaterial de Andalucía
Elaborado por el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico (IAPH), recoge hasta el momento más de 1450 expresiones del patrimonio inmaterial andaluz. Cabe destacar, que se trata de un proyecto "crucial no sólo para la valoración del patrimonio, sino también para su pervivencia y transmisión a las generaciones futuras". El proyecto ha identificado las principales señas de identidad de los distintos colectivos que conforman Andalucía: rituales festivos (641), alimentación y cocinas (174), modos de expresión (250), oficios y saberes (406).
El Atlas se encuentra en 2012 en su tercera fase de investigación, si bien es un proyecto que permanecerá vivo y abierto para poder seguir incorporando expresiones vivas del patrimonio inmaterial de Andalucía. El proyecto cuenta con una vertiente audiovisual muy importante al tratarse de expresiones vivas y dinámicas para las que el registro en video constituye una de las mejores fórmulas para documentar y difundir estas manifestaciones culturales.
El Atlas del Patrimonio Inmaterial de Andalucía es posible gracias al esfuerzo del equipo multidisciplinar de antropólogos y antropólogas, especialistas en geografía, técnicas gráficas y audiovisuales que han participado en su elaboración, amplificando las voces y memorias de miles de personas anónimas de nuestra comunidad.
El documento habla mismismo de la fuerte oligarquía agrícola local, que originó la presencia de cofradías y hermandades bajo las cuales germinarían sus Cuadrillas de Ánimas, actualmente, seña de identidad de los velezanos, depositarios de la poesía oral improvisada de sus "trovaores". Almanzora, proviene del árabe al-Mansura, "la Victoriosa", da nombre al río, al valle y la comarca de Almanzora.
En el apartado de técnicas, destaca la forja del metal y el tratamiento de la piedra en las canteras, de las que perdura el mármol. En Almería han existido grandes plantaciones de esparto, "planta del sol y de la miseria", que dio lugar a oficios como el de la espartería, la cestería, el de esteros y canasteros.
Albox, Alhabia, Níjar, Sorbas, Benahadux o Vera. Todos han sido importantes centros alfareros, herederos de una tradición milenaria caracterizadas por su versatilidad.
Agricultura
A propósito de la agricultura, esta guía inmaterial no olvida los regadíos de los árabes, imprescindibles para el apogeo de nuevos cultivos como el de las moreras para la cría de gusano de seda y la introducción de nuevas técnicas telares de las que aún quedan huellas en la provincia.
Los viñedos en terrazas, los parrales, la elaboración de vino de mesa y la barrilería en Terque son algunos de los testimonios de una tradición vinícola importante que fue desplazada por la más reciente horticultura. Almería cuenta ahora con vinos reconocidos como los de Desierto de Almería, Laujar Alpujarra, Ribera del Andarax, Almanzora y Filabres.
Fiestas
El fuego es el elemento que aúna buena parte del panorama festivo de la provincia almeriense. Y con él el arte de crearlo, la pirotecnia. El uso del fuego caracteriza a las fiestas almerienses en general, siendo un elemento imprescindible, anunciando el comienzo de éstas y su final. El fuego se encuentra presente en diversas formas (tracas, cohetes, fuegos artificiales), como la explosión de tracas de la Quema de la Zorra en íllar; en forma de hoguera con ramas de madera como en los Chiscos de la fiesta de San Antón, una de las fiestas con más tradición dentro de La Alpujarra. A veces, su uso es constante durante toda la fiesta: el Cristo de Dalías, o las Lumbres de San Antón y San Sebastián en Cantoria, donde pólvora y fuego se despliegan en la víspera de la festividad en forma de carretillas.
También destaca las conmemorativas Fiestas de Moros y Cristianos ricas en colorido, en representaciones teatrales, transmisión oral de romances y el sabio uso del fuego y la pirotecnia. La Fiesta de San Marcos como la de Ohanes y Alhama de Almería son ejemplos de la importancia de la ganadería en la zona, donde toros y patrón constituyen dos referentes identitarios en torno a los cuales se renuevan cada año valores compartidos.