La anécdota la protagonizó Miguel Barrientos, del PAL, quien quiso recordar lo que había hecho la anterior corporación, algo que encendió los ánimos de todos los asistentes. No cabía ni un alfiler en el salón de plenos de El Ejido. Fueron muchos ciudadanos los que quisieron acompañar a Francisco Góngora, actual alcalde de este municipio, en su investidura. A las doce en punto de la mañana, comenzó el acto protocolario y riguroso.
Primero las promesas de los cargos y luego las intervenciones. De Izquierda Unida, por parte de José Serafín Pedrosa, recibió la enhorabuena y también el compromiso de contar con su apoyo siempre y cuando haya transparencia y se vele por los ciudadanos. Guadalupe Fernández, del Partido Socialista, también felicitó al Partido Popular y advirtió que, desde la oposición, revisarán concienzudamente cualquier paso que dé el nuevo equipo de Gobierno.
La anécdota, la protagonizó Miguel Barrientos, del PAL, quien optó por repasar las actuaciones que, según el concejal, se había hecho en estos años atrás con la anterior corporación. Un relato que fue para largo, ya que los ciudadanos interrumpían constantemente con abucheos y silbidos. Hasta en cuatro ocasiones, solicitó Góngora el silencio y la brevedad de Barrientos, que se tomó unos 20 minutos para su exposición. Un... largo paréntesis, que se cerró con la entrega del bastón de mando del Ayuntamiento de El Ejido a Francisco Góngora y la emoción, que no pudieron ocultar, los nuevos dirigentes del Consistorio ejidense.